El alumno y el cuadro

Había una vez un alumno que dijo haber terminado de pintar el cuadro que les encargó su profesor. No le había llevado demasiado tiempo hacerlo, pero pensó que podía servir. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos pequeños trazos aquí y allá. Cuando el maestro le devolvió las pinturas al alumno, el cuadro había cambiado mucho.
El alumno quedó asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. No se lo podía creer. Nunca pensó que algo que él había comenzado pudiera quedar así. Casi con reverencia le dijo al maestro:
- ¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?
- Porque en esos pequeños detalles está el arte.

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